miércoles, 29 de agosto de 2012

Rutas con Encanto: Esgos-San Pedro de Rocas. Mientras estiro, el afilador vigila.



El afilador preside la plaza del pueblo de Esgos. Me vio estirar. Impasible. La gente caminaba con cervezas en la mano. Y ni se inmutaba...
Y como viene siendo ya habitual en mí, las semanas se hacen arduas y hasta que llega el día de Mercurio (“Planet palaaaaaaace… MAKE-UP!) no soy capaz de actualizar el blog. Pero quiero deciros que eso siempre es por una buena causa. Habitualmente a principios de semana me lo impide algún amigo o alguna actividad lúdico-festiva que le gana al estar delante del portátil ;) He de decir que cuando va pasando la semana procuro sacar algo de tiempo antes de esos momentos de relax para poder mostrar algo de un nuevo Séptimo. Me niego a fallarle a algo tan sagrado…
Yo me veo con mis ovejillas, con un par de perros, con mi sombrero, mi libro... Tralará, tralará.
El otro día una buena amiga mía me preguntaba que si le dedicaba mucho tiempo al blog. Yo, entre extrañada y halagada (ya me sentía en la cumbre de mi carrera periodística) le contesté la pura verdad: escribo sin pensar (puro sentimiento, ¡oh, musa, ven a mí!) y no suelo releerme, porque si os digo la verdad, no tengo tiempo. Claro. Luego me extraño de que ni siquiera vosotros leáis el blog…
Paseando por el bosque encontraréis un peto de ánimas. Si veis una moneda de 20 céntimos, la puso mi padre (no la tanguéis, que os conozco)
Ella, en un alarde de sinceridad (y aquí viene el porqué de que la considere una de mis mejores amigas), me hizo notar que bueno, que podría estar más trabajado… Mi cara de póker era un poema. “Es que has puesto cosas mal en la puntuación de los textos, por ejemplo, y claro, recordándote en el instituto, pues me extrañaba…”. Y así. Una puñalada. Pero no trapera, que es lo que abunda en estos días de hipocresía.
A lo largo del camino te encuentras varios hitos con piedrecillas amontonadas. Has de pararte y contribuir: "caminante, son tus huellas el camino. Se hace camino al andar..."
Así que lo primero que voy a hacer hoy es disculparme. Soy una perfeccionista (los psiquiatras dirán que tengo personalidad obsesiva. Ja. ¿Y qué más? ¿Y QUÉ MÁS?), y esas cosas me llegan al alma. Pero antes que mi obsesión está este maldito embarazo MIRico que ya nos va pesando. Este blog, como excusa es perfecta, es para hablar con el corazón. Con todas sus imperfecciones (PUKE RAINBOWS).
Con los surcos de los carros que pasaron durante cientos de años...
Y para hablar de corazón, hablo del alma y de cómo se puede relajar satisfactoriamente y por poco dinero en un domingo cualquiera, pero no por ello menos importante. La excursión que planifiqué de esta vez fue una fantástica ruta de senderismo muy cerquita de Ourense y que ofrece todos los atractivos posibles para los amantes del caminar. Deberemos tomar la OU-536, que nos conducirá directamente a nuestro destino, sin posibilidad de pérdida (incluso para mí).
Y subir al campanario es la mayor de las aventuras. No apto para cardiópatas ni para gente con síndrome de Meniére.
Partiendo del pueblo de Esgos  (http://www.concelloesgos.com/ ) y dejando el coche en la plaza de la localidad, se puede iniciar una ruta circular perfecta para las épocas estivales por su recorrido protegido por los bosques de pinos, robles y castaños. Son 9km bastante asequibles pero en absoluto aburridos, con subidas pedregosas por el antiguo camino real y una bajada un tanto “extrema” al final, pero que está al alcance de toda persona acostumbrada a estas actividades.
Al pasar el monasterio aún te quedan pequeños rinconcillos para disfrutar un rato de los alrededores.
El punto álgido del recorrido es sin duda el encuentro con el monasterio de San Pedro de Rocas, muy original por su emplazamiento y que constituye una parada obligada. Subir al campanario SÍ es una actividad de riesgo, pero sin duda merece la pena http://www.ribeirasacra.org/turismo/ca/web/pdt.php?lug=10 Disfrutad un rato por los alrededores, porque la ruta se completa fácilmente en 3 horas con paradas fotográficas incluidas.
Al finalizar la subida, nos da la bienvenida este prado y... Ah, un OVNI, ¿no lo veis?
Y simplemente, dejaos llevar. Atravesar bosques, disfrutar de las panorámicas, pensar en cosas que te satisfagan o simplemente, dejar la mente en blanco y escuchar cómo mami Natura te habla. Así de trascendentes pueden llegar a ser los domingos inesperados…
Pequeños detalles para pararte a admirar un buena ángulo un rato... y si puedes, dejar tú también una piedra ;)
He de decir además que coincidió que Esgos estaba en fiestas grandes ese fin de semana. Un despliegue impresionante tratándose de una localidad tan pequeña (no quiero pensar de dónde sale el dinero…). Así que en todo caso, para los que prefieran otro tipo de deportes (ya sabéis, barra fija, tiro de caña…), siempre puedes abandonar a tus acompañantes al monte mientras te solazas con el montaje del palco de la música. Y es que lo importante en tus domingos es que hagas lo que te haga feliz, leñe.
Las vistas que puedes disfrutar antes de comenzar una mortal bajada hasta Esgos...
Yo por mi parte, hasta me atreví a estirar después de la caminata (es lo que tiene la bajada final, muy prolongada y de gran pendiente, que hace que tus gemelos acaben clamando venganza). Los lugareños no daban crédito…
Necesitaba acabar con este inquietante caracocho. Cosas que te encuentras por estos caminos de R'hllor...
Lo más importante es que fue un gran domingo. Espero que os haya hecho la boca agua de cara a, por ejemplo, el próximo día, y que os animéis a hacer algo parecido. No lo dudéis, podéis escribir para contármelo, esta es también vuestra casa…
¡Hasta el Séptimo que viene!

miércoles, 22 de agosto de 2012

Las rutas de senderismo y piel de lobo: bienvenidos al Sur que es Norte, donde lo más amargo es la miel y lo más duro es el regreso.

Las vistas son envidiables. ¡Caminad, leñe!
   ¡Y por fin ha llegado el domingo en el que cumpliré el objetivo que me había propuesto con este vuestro blog! Hoy nos vamos de senderismo.

Sí. Es el set de rodaje de Lost (podía).
Nos decantamos por la zona sur de la provincia, en el Parque Nacional do Xurés http://www.turgalicia.es/sit/ficha_datos.asp?crec=9607&ctre=1111&cidi=E En esta página encontraréis información precisa de cómo llegar, y los datos del centro de interpretación, situado en la villa de Lobios (creo que abre a las 10 de la mañana, confirmadlo por teléfono). Hay muchas y muy interesantes rutas. Cada una de ellas está tipificada según el riesgo vital que corras… por supuesto, los que llevan el centro os darán también los consejos según la época (“no vayas aquí que te lleva la riada”, “es época de alimentar oseznos”, “es buen sitio para deshacerte de la suegra y que no te oiga nadie más que un ave rapaz, quien, además, agradecerá el convite”). He de deciros que podéis estar tranquilos respecto a una cosa. No sé si tenéis experiencia en esto del senderismo amateur (a ver qué os pensáis, ¿que soy una profesional?). Muchas veces las rutas en los folletos están sobre (para decepción general) o infraestimadas (aquí sí, para pánico colectivo). En este caso, cumplen lo que prometen, al menos en cuanto al tiempo estimado (las hemos completado siempre en menos, de hecho, lo cual es un detalle cuando ya vas sintiendo un hambre voraz). Al comienzo de las rutas hay carteles explicativos que veréis que estiman la duración en 1 hora más que el folleto. Ni caso: la información está bien en vuestro guía y amigo de ruta. Y ahora… ¡a caminar!
La subida a los molinos deja muchas zonas para explorar.
Escogí la ruta con bastante antelación dado que es una zona que nos conocemos bastante bien. Ya habíamos realizado las más sencillas (o más bien, las más cortas, porque haylas de 2km a hacer en 2 horas, y claro, ejem, es durilla…), proponiendo a veces más de una en la misma mañana. Esta vez quisimos hacer una de la que nos faltaba y que no hicimos la vez anterior por falta de tiempo. Saliendo del pueblo de Padrendo, una bonita aldea llena del bullicio estival, se puede realizar un interesante viaje que transcurre por muy variados paisajes.
Tenía el día friki (oh, la novedad), y yo veía la cima de los vientos en la montaña de vuestra izquierda, y la ruta de Caradhras en la de la derecha. Amenizando el camino con los orcos.
 Desde un abrupto inicio entre molinos que nos llevan al alto de un monte donde podremos disfrutar de impresionantes vistas, hasta cruzar aldeas donde podremos disfrutar de conjuntos de hórreos típicos de la zona (hechos enteramente en piedra, incluido el tejado) y finalmente (ojito) a pasar por delante de las zonas donde tienen las colmenas para la fabricación de miel. Es una zona especializada en la apicultura, cosa que adoro, con lo que abundan las abejas, cosa que me histeriza. Sí. No lo puedo decir de otra forma. Con el paso del tiempo me he ido controlando un poco, pero mi hermana tiene mil y una anécdotas que estoy segura le encantaría relataros (como hace en toda reunión y fiesta de guardar. Pero qué linda es mi niña…). En esta página podéis ver el mapa de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1884473.
¡Y puedes entrar en los molinos y sentirte como un niño! ¡Como hace mi padre! (Yo, de mayor, quiero ser como él)
En total son 7km planteados para hacer en 4 horas, que completamos con nuestro brío habitual en 3 horas y cuarto, minuto arriba, minuto abajo. He de decir que somos gente muy madrugadora, con lo que iniciamos la ruta “pola fresca”, fundamental para no morir en medio de la nada rodeado de abejas en tu funeral.
Las piedras parecían puestas por el ayuntamiento. Bueno, no, demasiado bien puestas...
Y después de eso…
Visitad SIN DUDAR la villa de Lobios, donde habréis estado a primera hora para coger la información. Allí hay un restaurante, muy conocido, El Lusitano, que también tiene hotel: http://www.lusitanohotel.com/ Ojo, que habitualmente se debe ir con reserva, porque en los días señalados no cabe ni un alfiler. Mi recomendación: el corzo (tanto como arroz caldoso -que es para dos personas- como el plato especial de la casa). Preparan la carne de caza como nadie, y es un manjar para la vista, gusto y olfato. Muy buen servicio y muy familiar.
Por la tarde aprovechamos para visitar a parte de la familia que tenemos en ese rincón de Galicia. Nos fuimos hasta el pueblo de Prado, pequeño, en un enclave maravilloso, y sobre todo, con gente única. Por cierto, la fuente del pueblo debe de ser la de la eterna juventud: es el único sitio donde la gente rejuvenece cada vez que voy a verlos.
Y como siempre… volvimos cargados de tarros de miel.
Fue un domingo fantástico. Divertido, combiné todo lo que me gusta: ver a familia que hacía tiempo que no visitaba, hacer una caminata que despertó todos mis sentidos y pasar un día de verano del bueno en compañía de los que quiero. Como nota anecdótica decir que llevé la cámara sin la tarjeta, por avatares de la vida. Con lo que las primeras fotos las hice en la memoria de la cámara (y no tengo cable), y mi tarjeta de rescate… daba para 10 fotos (¡verídico!). Pero así os animáis, porque nada como experimentarlo por uno mismo para entenderlo. Desde la subida a los molinos hasta la siesta merecidísima después de comer al lado de un remanso del río, mientras el agua corría cristalina y el cielo, sin una nube, sólo auguraba cosas buenas.
Pero seguro que el vuestro también fue un domingo especial. Y si no lo fue, ya lo sabéis: esta es una de tantas posibilidades.
¡Hasta el séptimo que viene!



miércoles, 15 de agosto de 2012

Marineros profesionales y de domingo, anacronismo sobre ruedas y gatos en gabardina: la niña del lazo rojo.

Todos los años hay una cita im-pres-cin-di-ble en mi calendario de vacaciones. Seguro que entre vosotros, queridos lectores y domingueros de pro, hay muchos amantes del cómic. Pues entonces a vosotros no tengo que explicaros el porqué de mi visita a Coruña este pasado fin de semana. Pero a todos los demás, dejadme guiaros en una de las épocas más divertidas de la bulliciosa ciudad que es A Coruña.
Esta ciudad se precia por tener una de las fiestas más largas del panorama vacacional gallego. Se nota que tienen dinero dabondo: conciertos gratuitos con artistas para todos los gustos en la playa, exposiciones en varios de los conocidos edificios de la ciudad, fuegos artificiales y batallas navales, casas regionales que despluman al visitante a base de sidrinas de Asturies y chorizo del Bierzo, mezclado todo con el olor etílico que perturba la mente del ciudadano despistado que pasaba por allí, pero que oiga, de repente, eran las 4 de la mañana y no sabía yo dónde estaba.
Pero este año tenían un plus (si cabe) de espectacularidad. Y es que en el puerto de la ciudad herculina tuvo lugar durante unos días una parada de la Tall Ships Race, que atrajo a los más espectaculares veleros de todo el mundo. Esto se tradujo en jovenzuelos de diferentes nacionalidades de este nuestro Multiverso vestidos de pato Donald por las calles. Vamos, un espectáculo.
Barcos chonis, luces que rompían la lente de mi camara. Sólo nos faltaba el Long Island.
De noche la cosa era aún más espectacular, porque la música sonaba a todo trapo y hacían una especie de fiesta a lo “Vacaciones en el Mar”, donde los marineros sacaban a damas alcoholizadas con cierto aire guiri a bailar mientras los aldeanos mirábamos con cara de estupor el grado de ridiculez que puede alcanzar una conga cuando hay uniformes por medio. Pero no les quitemos el mérito, los había que iban muy guapos. O no. Bueno, me gustan los hombres de uniforme, ¿vale?
Pero nada importa cuando las procelosas aguas del océano Atlántico dominan el puerto, y consiguen acallar todas las estridencias y apagar todas las músicas… En medio del caos siempre había un alma de poeta que se dejaba llevar por un momento que sentía suyo, único, intransferible. Una ligera brisa marina agitaba sus cabellos, la luz de un faro distante le guiñaba su ojo atento, y… Vale, la flipada era yo. Bueno, y este señor, también.
Hombre pensativo. Siente el moment. Me regala fotos. Me cayó bien ^^
Pero esto eran las primeras horas de un domingo que prometía largo y poderoso. Dormimos lo que pudimos, y en pie temprano pudimos después de un opíparo desayuno para campeones, regresar a las calles para disfrutar de la mañana coruñesa. La verdad es que de día los veleros regalaban una estampa impresionante. Las banderas de colores se agitaban en el puerto, y yo me dediqué a hacer un estudio sociológico.
Los velerosy las bicicletas. ¡Medios de transporte ecologicos donde los haya!
¿Pero qué dice esta tía? ¿Se le ha subido el blog a la cabeza? ¿Se le habrá clavado la gafapasta en el lóbulo frontal? No, aunque pudiera o pudiese. Esto es algo que a cualquier persona hipersensible a las cosas que ocurren los domingos podría haber visto. Y es que la gente… se vestía también de marinerito para ir a ver los barcos.
Puertas hacia el mar.
Cuando llegué el sábado y vi a todas las señoras vestidas de blanco y azul, me dije “claro, si es que son deportivistas”. Pero cuando el domingo observabas a la gente que se acercaba al Palexco e iban todos de polo a rayas azul y blanco, o con uniforme de yatero convencido completo, te dabas cuenta del gran trabajo subliminal del evento. Vamos, que todos se sentía patrones de barco y todas marquesas en bañador, pamela y Martini. ¡Si es que hay que tener ilusión por algo! Que nos lo digan a nosotros ;)
¡¡¡Comenzaba nuestro domingo Viñetero!!! Y es que que le den mucho a los veleros y a las casas regionales. ¿Cuál es la verdadera razón para estar exactamente ese fin de semana allí? Pues que durante toda la semana se llevaba celebrando “Viñetas desde o Atlántico”, nuestra cita anual con el cómic y las exposiciones que siembran la ciudad. Convención atípica donde las haya, acerca a toda clase de público la BD gallega, con exposiciones repartidas por la ciudad y una feria (cada vez más pequeña, todo hay que decirlo, pero cada vez más colorida de cosplayers ;D) donde adquirir con rebaja esos pequeños caprichos de papel que nos concedemos una vez al año.
Nuestra primera cita fue Palexco, donde había una exposición de Batman que se convirtió en nuestro objetivo número 1. Como siempre: cerrado. ¿Por qué? Porque somos unas flipadas que estábamos allí a las 10 y media de la mañana. Y abre a las 12. El año que viene agradeceré mucho haber escrito esto…
Así que ni cortas ni perezosas, ¡hacia el ayuntamiento!
Retrocediendo a comienzos del siglo pasado. Y de rosa. Como debe ser.
Allí había además una exposición de coches antiguos muy llamativa, sobre todo porque la gente que llevaba los coches estaba también… cosplayada. Señores con sombrero de copa, mujeres con gafas de Channel y pamelas atadas con pañuelos de flores, aderezado con música de la buena. Padres y niños disfrutando de un sol que empezaba a picar. En el ayuntamiento, que siempre tiene una exposición de la feria, había muestras de merchandising e ilustraciones de Dragon Ball. Un poco decepcionante, pero al menos estaba abierto y siempre está bien sacarse una foto con las figuras de Asterix y Obelix que flanquean las puertas, bravos galos para bravas galaicas.
Soñando con esta foto desde hace semanas. Qué queréis que le haga... ;D
Este año no nos dio tiempo de ir a la exposición del Quiosco Alfonso, precioso edificio de los Jardines de Méndez Núñez. Recibe el nombre del Rey Alfonso XIII, para conmemorar una visita que hizo a la ciudad. Fue inaugurado en el año 1913. Edificio de estilo arquitectónico modernista y con acceso gratuito, acoge siempre muestras muy interesantes del panorama gallego e internacional del cómic. Pero suele ser algo que merece una inversión de tiempo que no teníamos. Este año le fallamos, pero el año que viene no faltaremos. No sea que Superlópez se nos cabree… Y eso que sacaron el Hell Boy del estanque…
¡Naranjas!
Dicho sea de paso, ahora flanqueando la entrada hay una figura de Jocker y otra de… chan chan chan… Blacksad, el gato detective más cachondo de todos los tiempos. Y quienes crean que estoy loca: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghZXhfutPewNTve0amVHPayehq0hqkwsA2kUmAk09BHrVVbU3mxr9QSVuh7Es5sD7WsDJJaS3wCsyDX0mI9RAunrDhsGVEckXw3vU8Xa18qXqO1MpAxgfLK25NktqjDH964NsocL4ipjN7/s1600/blacksad_blog.jpg
Reíos de mí, venga.
Por la mañana no nos dio tiempo a más. Así que tras un paseo rápido por la feria del cómic para echar un ojo a lo que sería mi lote-premio del día (cada vez más exiguo, cosas de la crisis), fuimos a comer. Y ¿qué pasó después?
Que me transformé.
Cosplay. Eso con lo que llevo soñando meses, leñe. Que esto de estudiar es muy duro. Y de esa guisa, con un lazo rojo en la cabeza que hacía que las pijas de la ciudad opinasen que era Minnie Mouse, y escuchando en el coche mientras dábamos vueltas para aparcar el partido de baloncesto de España-EEUU, nos encaminamos a una dura tarde. Uf, qué de trabajo.
Llegamos a nuestro destino y pudimos ver la exposición de Batman del Palexco, que como era de esperar, no decepcionó (¡ni mucho menos!).
El guardián de Palexco que impide que abran ANTES DE LAS 12H. RECUERDA.
Láminas originales, ilustraciones y páginas a medio entintar, el sueño de todo visitante amante del Señor Oscuro. El problema eran aquellos tacones infernales, pero todo fuese por la patria. Ejem.
Y después, risas, encuentros con los amigos que ves allí de año en año, y cada vez con más cariño, fotos, cómics y ese sabor de verano. Como colofón, decir que no pude coger el último tren (de la guisa que iba, además) puesto que no quedaban plazas. Eso sólo era una señal de que debía quedarme a los fuegos de la noche desde el Castillo de San Antón…
Y cumplimos.
Este fue un gran domingo. Deciros que todos mis esfuerzos y apuros de la semana pasada fueron porque el lunes “decidí” quemar el cosplay recién acabado con la plancha. Pero Super-Gema, como Superlópez, salí al rescate con mis superpoderes… y lo repetí en tres días. Si es que todo se puede hacer con calma y sobre todo, con ganas e ilusión, que es lo que caracteriza el final de la semana…
Espero que vosotros hayáis disfrutado de vuestros periplos, cerca o lejos, pero con vuestra alma de viaje. Cuando queráis, podéis contármelas, porque este blog no es mío: es nuestro ;)
Un saludo a todos, muchos ánimos para esta semana que poco a poco se va acabando, y hasta el séptimo que viene, ¡cada vez más cerca!









martes, 7 de agosto de 2012

Las fiestas estivales: los cumpleaños (a lo grande) - Vol. 2

Hay fechas que son para celebrar. ¡El cumpleaños de una amiga que además en cuestión de tres semanas se marcha a Madrid de séneca es una de ellas!
Nuestro fin de semana empezó con la gran alegría de salir antes de lo esperado de la academia, con lo que realmente este Séptimo es Séptimo y Un Cuarto (cosa que me llena de orgullo y satisfacción). Una cena a la que íbamos a llegar pudiendo incluso arreglarnos (vamos, sacar las telarañas de la semana), una salida nocturna que prometía lluvia pero al modo “regular politician” (vamos, que ni gota), y una domingo con horas de sueño matutinas y arte y recolección vespertinas. Vayamos por partes.
Nada como ir a casa de una persona que te cede zapatillas suaves y mullidas para no tirar de tacones ;)
Las reuniones pequeñas pueden ser fantásticas cuando los pocos son bien avenidos. Como era nuestro caso. Todo puesto a la mesa para cuando mi compañera de viajes santiagueses y amiga a tiempo completo y yo llegamos. Vamos, todo un lujo. Y no cualquier cena. Tengamos en cuenta que las artífices eran una ingeniera de telecomunicaciones y otra protomédico (pero en menor estadío de gestación). Panecillos tostados con cama de aceite de oliva y ajo con tomate natural y buenas anchoas. Montaditos de gambas con tomatitos de la huerta y queso fresco. Empanada a las delicias gallegas de variedad de carnes. Patatillas fritas “gourmet” (lo juro). Huevos rellenos con pimiento rojo a la calité del chef. Sangría fresca a la cartoné (ñam!).

Parece que tengo cierta obsesión con las mesas llenas de comida, ¿no?
  Risas, juegos, conversaciones demasiado tiempo aplazadas que había que solucionar ;)
Un secreto: si os dicen que os acerquéis a comprobar que dentro hay peces, no lo hagáis. Es un ourensano chistoso.
 La noche ourensana tuvo que esperar a la madrugada del domingo para escuchar el repiqueteo de nuestros pasos. Encuentros con compañeros en una ciudad que poco a poco se cobra su venganza de agosto, dejándola vacía por el día, pero que curiosamente, mantiene su sabor nocturno. Bares con gente charlando animadamente, diferentes pubs que ofrecen gran variedad de estilos y un tiempo ciertamente mejor del que auguraban. En definitiva, bailes, risas y unión de grupos, marcha animada hasta rayar el alba.
Nunca las despedidas son tristes cuando sabes que volveréis a veros en menos de una semana, así que cada uno a su cama, a disfrutar en los brazos de Sueño sin pensar en despertadores...
Pero claro. Eso vale para vosotros, amantes del Séptimo. Pero yo… yo tengo un problemilla. Y es que tengo unos ritmos diurnos alóndricos. En definitiva, 5 horas de sueño y yo estaba con los ojos como platos. ¿Qué hacer? Pues lo que mejor se me da: disfrutar de una mañana de inactividad por casa. Levartarse, recoger las cosas, lavarse el pelo y todo con la calma deliciosa de quien sabe que esas horas son suyas. Y sobre todo… pensar en manualidades ;)

Aunque luego todo fue más complicado de lo previsto... Ya os contaré.
 
El domingo que viene será una fecha especial. Se acerca una de mis citas coruñesas por excelencia del año. No quiero revelar muchas cosas, pero quiero que sepáis que he desbloqueado un logro: he conseguido hacer un cosplay en el verano del MIR.
En realidad está al 98% porque me queda darle el “ritmo” (vamos, escribirlo, ya lo entenderéis). Pero no queda nada, nada.
Pero a ver qué os pensáis. Estas manualidades llevan un par de horitas. Había mucho domingo por delante. Decidí que era hora de una tarde familiar: pueblo y recogida de azafrán (¡segunda tanda!). Disfrutar de la maravillosa huerta de mi madre. Sentir la calma. Dejarte llevar por los verdes y los amarillos. Dejarse ir y trotar por los montes.
El azafrán de mi madre. Precioso, ¿verdad?
Unas manzanitas en el huerto. Es que estaba de un bucólico...
Y llegar en buena hora a casa para descansar y recuperar todas esas horas que me salté después de la noche. ¿Quién da más?

¡Soplad conmigo! A la una, a las dos... (dioses, más cursi y vomitamos tous ensemble...)

Este ha sido un gran domingo.  Muy completo, disfrutándolo con gente diferente y en contextos diferentes. Pero seguro que vosotros habéis pasado un día igual de agradable. Y si no, ya lo sabéis, espero que esto os dé ideas para otros domingos vuestros…
Con la sonrisa puesta, hasta el Séptimo que viene!

miércoles, 1 de agosto de 2012

Las fiestas estivales: los cumpleaños (a lo grande)

Confesad. Os estaba entrando el pánico.
Estamos a miércoles y esta criatura aún no ha actualizado. ¿Qué terrible acontecimiento ha podido evitar la llamada del Séptimo Día? ¿Qué pesar de los pesares? ¿Qué gran desdicha se ha cernido sobre su balcón de pensamientos? Oh, cruel destino…
¡No! No nos rasguemos tan pronto las vestiduras… Digamos que he tenido un comienzo de semana un tanto ajetreado burocráticamente hablando, y mi lunes comenzó trastocado por una inoportuna visita a la UXA (ya sabéis, donde se esperan colas kilométricas en pos de papeles y papeles que cubrir y facturas y facturas que pagar). Después del desembolso de dinero para poder recibir un papelito que ponga que oye, sí que he estudiado algo estos años, y oye, que si quiero también puedo estudiar para esto del MIR, por si me aburro, digamos que los horarios se descalabraron un poco. Bueno, tampoco digo toda la verdad, porque hay otra cosilla, por supuesto, más lúdica y festiva, y que consume tiempo, pero que aún es secreto ;) Dadme un par de domingos y veréis.
Pero no os creáis que haya sido un fin de semana cualquiera. Eso jamás pasaría, porque está prohibido en los estatutos de este blog (revisad la Declaración de Intenciones). He tenido un fin de semana, diría yo, más que especial.
Porque, ¿qué sería del verano sin esas citas cumpleañeras que nos obligan a desplazarnos (ohhhhh, qué pena…) a la costa? Sí señor, hay que seguir con las visitas por la geografía gallega, porque esas son las citas marcadas en rojo en el calendario.

Confieso que esta instantánea es del regreso. Desde el coche. Volando a por un tren y un bus que casi nos cuesta la salud (al menos del estómago). ¡Pero había que apurar al máximo el tiempo de disfrute!
 Mera, a una media hora de A Coruña, es el típico núcleo de población que ha nacido bajo las premisas del disfrute vacacional. Extasiarse con las vistas de sus playas, escuchar el sonido ronco del mar, dejarse deleitar con los olores de los restaurantes… y acudir a la casa de una gran amiga para celebrar que por supuesto, su cumpleaños cae a domingo (como todas las grandes fechas). 
  Reunión de amigos, algunos desconocidos durante el microsegundo del contacto visual, sonrisas de presentación y ambiente de fiesta a partir del microsegundo siguiente. Piscina, música, empanada, tarta, regalos y muchas, muchas risas y anécdotas que contar.

Idílico, lo sé.
 Las horas que se duermen sumidos en semejante felicidad son horas ganadas de vida, aunque comiencen de madrugada y finalicen temprano en la mañana. Aunque sólo sea para encontrarte al que ha decidido bajar a desayunar jamón serrano de la cocina, o a la que ha decidido que había que reestrenar la piscina si había tenido la mala fortuna de despertar horas antes que el resto. Así los astros vuelven a mirar a tu favor siempre…
Zamburiñas, helados y proyectos de negocios imposibles en centros comerciales abandonados en tierras coruñesas. Esas son las sobremesas que hacen falta. Y es que como bien me decía un amigo, todo se entiende si se dice “¡No pasa nada! ¡Que es fiesta!”.

Parece que tengo cierto problema con las mesas de comida: me causan una especie de ¿malsana? obsesión.
 Por eso hay un reportaje gráfico más exiguo que a lo que os tengo acostumbrados. Porque en estas cosas, un par de fotos dicen más que mil. Sobre todo porque lo que importó no fueron los objetos o las vistas. Lo que importó fue la gente (¿qué os pensáis? Fui de paparazzi, y el reportaje asciende a 400 instantáneas). Como en todos los momentos valiosos de la vida.
Por cierto. He hecho el regalo definitivo. Me puedo retirar ya de este negocio. Pero esas son historias para otros domingos, y no para los vuestros. Porque estoy segura de que vosotros también habéis tenido esa sensación en el cuerpo y esa sonrisa en la cara. ¡Pues para algo ha sido domingo! Espero que lo hayáis disfrutado como yo (o si no, ¡más aún!), y que empecéis la semana con todas las Fuerza(s). 
Hasta el séptimo que viene.