Las tradiciones
hay que cumplirlas. Siempre. Aunque sea en un día insospechado. Nunca digáis
que no a un plan de estas características, que da mal fario y por esas sí que
no pasamos.
Aunque sea de
origen ourensano, no puedo ni quiero negar que Santiago de Compostela me ha
acogido como buena madre adoptiva (lluviosa, con niebla, con vendavales… vamos,
como con todas) durante seis años de mi vida. Y a una madre hay que rendirle
culto como mínimo una vez al año. En Santiago ese día era el del Apóstol. Pero los
dioses han querido que este año tal fecha caiga durante la semana. Como el MIR
no sabe de festivos y sólo de domingos, pues hemos decidido adelantar un poco
el ritual, engalanarnos y hacer como si los fuegos artificiales y las luces
iluminasen la catedral. ¡Buenos somos nosotros!
AVISO: sí, hay fotos hechas con el móvil. No miréis mucho rato seguido, se os caerán las retinas. Pero, ¡qué bonita la catedral de noche! |
Lo llevábamos
preparando desde hace semanas. Así que la cosa poco a poco se nos fue yendo de
las manos hasta que acabamos todos vestidos de gala, tacones, americanas y
atrayendo las miradas de incredulidad de la gente normal que opinaba que
debíamos de pertenecer a algún tipo de espectáculo del que no estaban
informados. Pero qué queréis que os diga, antes muerta que sencilla, todo por
arrancarse la costra del chándal de la semana.
Elegimos un
restaurante de la zona vieja, O Catro, cuya especialidad son las tostas, que
las preparan de muchas formas diferentes y en abundancia http://santiagodecompostela.portaldetuciudad.com/restaurantes-donde-comer/o-catro/002_44556.html
Si queréis reservar no llaméis al teléfono fijo. Os saldrá una buena mujer con
poca paciencia (y poco oído) que debe de estar hasta el último pelo de recibir
llamadas para reservar una silla de su salón con tapetes. En el teléfono móvil
conseguiréis poneros en contacto con el encargado que muy amablemente atenderá
vuestras peticiones. Una vez allí nos atendieron de forma relativamente rápida,
aunque no es una gran referencia porque el sitio estaba casi vacío. Hay que
decir de todas formas que suele ser un lugar concurrido, porque la relación
calidad precio es bastante buena. Como recomendación, la tosta de la imagen
venía preparada con una salsa al curry deliciosa. Eso sí, a lo mejor acabáis
pidiendo tres jarras de sangría (muy buena, por otro lado) por cabeza. Y os aviso.
Llenan. Mucho.
Tostas, sangría y buena compañía. Perdonad lo cutre del pareado, pero en realidad, qué más se puede pedir... |
Acabada la cena,
decidimos que con nuestros disfraces sólo había una opción: irnos de cócteles. Porque
sí, y porque había que celebrar. Y porque muchos años en Santiago, pero la
menda no había pisado el Vaová. http://www.coctelesyrecetas.com/coctelerias/en-galicia/337-vaova-scq-gin-bar.html
Riquísimos cócteles, tanto con alcohol como sin él para que todos puedan
disfrutar de los sabores de una extensa carta. Muy cuidadosos en la
presentación y con una original ambientación, aunque un poco neónica para mi
gusto. Disponen de varias salas, incluso una “interesante” sala VIP en la que
por supuesto nos negamos a entrar (es que claro, una se arregla un día y la
gente se olvida que habitualmente es una disgnísima zapatillera con cuatro
duros mal contados). En mi caso elegí un gin-tonic que llevaba manzana y que
realmente es uno de los mejor preparados que he podido probar. Por cierto, la
música era buena (siempre se agradece tener la compañía de Aretha Franklin mientras
les pides unos daikiris para tus amigas). Nota curiosa: la barra era una
pantalla táctil que simulaba un acuario, y que con la presión simulaba las
ondas del agua. Allí me tiré un cuarto de hora como poco…
Cócteles variados, con alcohol, sin alcohol pero todos riquísimos. |
Cuando nos
empezó a consumir la temperatura del local, que debía de tener el termostato a
juego con el del Etna, fuimos a probar un poco de la marcha santiaguesa. Y como
casi siempre, ahí es cuando fracasamos… es que qué le queréis, habíamos tenido
un día muy duro de academia, tuvimos que estudiar por la tarde y las ganas de
descabalgar del calzado iban en aumento. Así que optamos por una de nuestras
soluciones favoritas: irnos a nuestro fuerte particular (tenemos una amiga que
siempre nos acoge bajo su techo), y jugar a las películas.
Hasta las 6 y
media de la mañana. Asín te somos.
Al día
siguiente mis amigas opinaron que las 12 de la mañana era una hora
razonabilísima para levantarse. Así que después de despertarme cariñosamente
practicando el salto de longitud sobre mi lecho (y por consiguiente, sobre mí)
y después de que la perra (peluda) de la dueña de la casa me saludase también
convenientemente, me levanté y nos fuimos todos a por el desayuno de los
campeones. En una conocida pastelería-cafetería de Santiago ponen unos cafés de
estos que resucitan a un muerto, y aún encima, lo edulcoran con unos de los mejores exponentes de la bollería
fina, fina http://santiago-de-compostela.salir.com/pasteleria_mora
Bajo los soportales, La Mora deleita a los visitantes, que además se pudieron
entretener con una banda de música que hacía las delicias de los visitantes,
domingueros como nosotras o simplemente, guiris de vacaciones.
Odiadme *¬* Sé que os babáis. |
Realmente era el lugar idóneo para una modernez de tal calibre. Debatimos mucho acerca de las máquinas de escribir antiguas. Llegamos a la conclusión de que queremos una polaroid. |
Y claro. ¿Sabéis
de esto que el tiempo va pasando, va pasando y poco a poco te das cuenta de que
ya no llegas a casa a comer ni queriendo, y que aún encima, pues es que no
quieres? Exactamente, nos quedamos a comer en casa de nuestra anfitriona, un
año más, en su jardín. Tortilla de patatas, empanada recién hecha, sandía, café
y muchas ganas de repetir per omnia saecula saeculorum.
Tortilla, empanadas, ensalada en el jardín. Comida de domingo, como no podía ser de otra manera. |
Y de postre... |
Todos tenemos
fechas especiales en las que reunirnos con los amigos es de obligado cumplimiento.
Y esta no es la única de mi calendario, voy avisando. De regreso en el coche
sentía que había limpiado todo el cansancio de la semana, me había quitado el
polvo y las telarañas, y que llegaba a mi casa con más energía que con la que
salí. Mi anterior maestro de artes marciales siempre decía que si eso era así,
es que el entrenamiento había sido bueno. Siempre he dicho que es un hombre
sabio, ¡quién soy yo para discutírselo!
Este ha sido
un gran domingo. Pero estoy segura de que vosotros también tenéis muchas
historias de fiestas compartidas con vuestros amigos y fechas marcadas en rojo
en vuestro calendario. Espero que lo hayáis pasado como mínimo tan bien como yo
y que tengáis muchas ganas de que llegue el siguiente… que en mi caso, también
va a ser especial (¡faltaba plus!).
Hasta el
séptimo que viene.